Muy lejos de Kensington es una de las grandes novelas de esa excepcional narradora que se llama Muriel Spark.
La señora Hawkins es una todavía joven y obesa viuda de guerra que en los primeros años de la década de los cincuenta trabajaba en una casa editorial londinense.
Al cabo de los años, en las noches de insomnio, ella recuerda los viejos tiempos, una época y una galería de personajes que llevan a la protagonista y a sus lectores por los vericuetos de la nostalgia, la ironía, el recuerdo y esa larga distancia que separa lo que es de lo que fue.
Son los años de jerez y simpatía del editor Martin York, de las lágrimas de Wanda, del pelirrojo Hector Barlett, de los valses a la luz de la luna en los brazos de un William Todd en pijama.