Sobrio y preciso, soñador y apasionado, Tournier nos ofrece en estas páginas la fábula más íntima de su magnífico talento de cuentista.
Es una ventana abierta al juego de facetas que han hecho de Tournier uno de los escritores contemporáneos más admirados por público y crítica: en los dibujos claros y fieles de Toubeau, el escritor encuentra a veces el malestar y la ambigüedad que recorren, como una corriente callada y subterránea, el resto de su obra; pero también el deseo que ordena un reino luminoso y terreno; la fascinación por el mundo de la infancia; la reanimación demiúrgica y moderna de los antiguos mitos; o esas claves que desarrolla en su novela La gota de oro (Alfaguara, 1988) para desentrañar la larga guerra entre el signo y la imagen.