Las horas completas es un mecanismo de relojería perfecto, lleno de ternura y de humor, que consolidó a Luis Mateo Díez como uno de nuestros mejores narradores.
Un grupo de canónigos sale a merendar a un pueblo cercano en una tarde otoñal. Durante su excursión, un extraño personaje -peregrino, pícaro, sablista y santón- irrumpe entre ellos dispuesto a introducir la llama de la inquietud en lo que parecía una tranquila excursión gastronómica.
La presencia de tan singular compañero de viaje inducirá a cada uno de los clérigos a recordar, al paso de las horas, su oculta peripecia personal, como contrapunto a esa aventura común que atraviesa por igual lo grotesco y lo dramático, mientras el destino prepara por su cuenta un desenlace inesperado.