Un mundo en el que la sordidez y el erotismo, la angustia de vivir y el amor se entremezclan creando una atmósfera opresiva, fruto de esas fuerzas oscuras que conducen a los personajes hacia un punto sin salida posible.
El paisaje urbano y la intrincada realidad de un submundo de policías y ladrones aparecen en Visión del ahogado desprovistos de cualquier aura mitificadora. Lo que vemos son seres de todos los días, envueltos en la neblina de sus frustraciones y de sus miedos, de su dureza y su debilidad.
Por las calles de Madrid, Luis el Vitaminas camina como en un sueño, víctima de sus extrañas pasiones. Y los demás le acechan para mostrarle la helada certidumbre de lo que le va a ocurrir, de que el final de su historia son páginas de un libro ya escrito que nadie podrá cambiar.