En Mudanzas a castillos de arena los temporales abundan. Es un libro construido a partir de las inundaciones de una megalópolis, de los ríos ocultos que intentan volver a apoderarse de esta, y el repositorio de la esperanza de todos los habitantes de la ciudad. A través de él, rugen todos los legados depositados en una sola mujer, quien ha perdido un hermano e intenta hallar un lugar seguro para prosperar, apartado del agua brava. Una mujer que se atreve a desear.
Este libro es un trayecto por la crisis inmobiliaria —búsqueda perenne de encontrar un hogar en el contexto actual—, una invitación a aullar en la incertidumbre de la realidad, y una misiva de desesperanza dirigida a la Ciudad de México, que nació sobre un lago y al mismo ha de volver. Pero también es una invitación a actuar y a rebatir la tormenta.