Mercè Rodoreda nació en una pequeña casa rodeada por un esplendoroso jardín, en medio de la ciudad de Barcelona. Allí, entre flores de todos los colores, encontró un refugio donde descubrió su amor por la naturaleza, la literatura y la educación.
Sin embargo, todos los caminos tienen espinas, y Mercè supo muy pronto que su vida no sería un paseo entre rosas. Se enfrentó a las adversidades de la soledad, a las experiencias de la guerra y a una familia que no creía en la educación de las niñas. A pesar de ello, exploró la infinita belleza de la vida y la profundidad de sus sentimientos a través de la literatura. Se formó a sí misma, estudió el diccionario y la gramática y se convirtió en la escritora más influyente de la lengua catalana.