Entre Horacio y Pound anda Este otro dilema, entre la tensión por la palabra –para hacerla precisa– y el cuidado de la imagen –para hacerla absoluta–, han transcurrido los dos años y medio que se ha llevado este libro del que Ignacio Díaz Leiva cedió el mando el día en que las historias dejaron de ser protagonistas para convertirse en espectadoras de las palabras y de las imágenes. Y una idea más afinada todavía de esta obra singular nos proporciona José Manuel Cabra de Luna cuando apunta en su nota introductoria, que el autor “olvida, además, una cierta idea de la gramática, de la expresión lógica y se deja llevar por lo que, arrebatadamente, le han enseñado a decir los pájaros, en su misterioso y paradisiaco lenguaje primigenio”. La lectura del dilema al que nuestro autor nos conduce reconcilia, de nuevo, con la palabra poética; aquella que nos alumbra cuando los dioses hablan. Palabras mayores para una obra mayor.