El escritor simbolista Marcel Schwob presta a Luis Alberto de Cuenca el título de este poemario, extraído de «El libro de Monelle», lo que supone un tributo más a la cultura como fuente de placer y diversión, escrito con esa «línea clara» y ese clasicismo irreverente que ya son marcas registradas en la obra de este autor. «El reino blanco» agudiza el estado melancólico que impregna sus últimos libros y vuelve a demostrar su maestría formal para modelar la palabra, en un alarde virtuoso que salta de la prosa poética al haiku, la seguidilla o el verso blanco, con homenajes a autores
de cabecera y un romanticismo cotidiano donde no faltan el erotismo y el humor.