Exploración y juego, laboratorio de formas, Las fuerzas débiles condensa en su interior dos voces engarzadas que ensayan distintas versiones de un mismo tema. La mecánica es en apariencia simple: hay una idea que, arrojada al aire enrarecido de la página, se fisiona dividiéndose en dos poemas independientes, uno a cargo de Elisa Díaz Castelo y, otro, de Adalber Salas Hernández. Si bien Las fuerzas débiles toca varios asuntos relacionados con la ciencia, en especial con la astronomía y la física, los poemas que lo conforman no se limitan a estos ámbitos del conocimiento.
Este libro bifronte parte de una convicción compartida por sus autores: la poesía es una forma de conocer el mundo, tan legítima e indispensable como las llamadas ciencias duras. Como éstas, tiene sus métodos, sus teorías y sus pruebas. Armados con la certeza del asombro, Díaz Castelo y Salas Hernández se arrojan a esta exploración.