LA INOLVIDABLE HISTORIA DE UN SOLDADO ADOLESCENTE EN LA GUERRA CIVIL
Una reivindicación de la memoria y el amor de nuestros abuelos, por «una de las 100 ilustradoras más influyentes del mundo» (Taschen).
Mi abuelo tenía diecinueve años cuando estalló la Guerra Civil. Se encontraba haciendo el servicio militar y le faltaban unas pocas semanas para regresar al pueblo y casarse con su novia, pero en su lugar, tuvo que marchar al frente y luchar con el bando republicano. Yo siempre me había hecho la pregunta de por qué era tan reservado. Hasta que un día encontré una caja: en ella guardaba el diario de su paso por la guerra, donde contaba sus vivencias como miembro de un ejército formado por cientos de adolescentes que tuvieron que enfrentarse a las experiencias más aterradoras. También describía las escenas de compañerismo y la vida de campaña: comer ratones, afeitar a los compañeros, cuidar de las gallinas Libertad y Pasionaria, celebrar bailes al llegar a los pueblos y escribir cartas de amor a Rosa, mi abuela.
Él siempre me cantaba María de la O y todavía hoy, al recordar la letra, oigo su débil voz, una voz que no quisiera que se perdiera en el olvido.
La crítica ha dicho sobre la autora
«Una candidez beligerante».
Eva Blanco Medina, Vogue
Sobre Georgia O'Keeffe
«Un cómic fascinante, un trabajo estupendo. Con personalidad propia, penetra psicológicamente».
Gerardo Vilches, El Ojo Crítico
«Un pedazo de libro, soberbio».
Asier Mensuro, ABC
«Georgia O’Keeffe y María Herreros hacen un tándem perfecto. Sumerjámonos con ellas en esta historia que aúna audaces decisiones y grandes miedos, amores apasionados y crisis existenciales, pero, sobre todo, una mirada única sobre la realidad que ha quedado plasmada sobre el lienzo para la posteridad».
Marta Ruiz del Árbol, conservadora de Pintura Moderna del museo y comisaria de la exposición Georgia O’Keeffe
«María Herreros consigue trasladar al lenguaje del cómic las mismas sensaciones y misma atmósfera que experimentamos con los cuadros de la pintora estadounidense, además de regalarnos una representación de su figura fascinante y que refleja su forma de ser».
Diego García Rouco, Zona Negativa