El mundo solo pasa por la visión / del primer idioma”. Diario de las dos veces está lleno de sentencias peligrosas como esta. Según la poeta, vemos lo que decimos y este decir se remite a las palabras del origen, a la lengua nativa. Esta noción se manifiesta, claro está, cuando la primera lengua se convierte inevitablemente en la segunda: en la extranjera. Territorio, distancia y habla son, por ende, tres de las variables más influyentes en este poemario. Enciso no escribe la distancia física y el sueño del retorno desde el presente, pero la vivacidad de los poemas permite ver que el registro emocional es nítido y honesto, como las capas de sedimento que se acumulan en la superficie de la tierra. En medio de una lengua y terreno ajenos, la autora también se somete a un tiempo ajeno: el del invierno, las estaciones y la primavera. Extrañamiento, nostalgia y ¿retorno?: el día, el ocaso y la noche de este diario.
CARLO ACEVEDO