Reconstrucción de los hechos ofrece al lector, como en pocos libros de poesía, una profunda subversión del género poético al presentar el conjunto de poemas como una investigación -en realidad, una auto-investigación- en la que los desdoblamientos de planos y de identidades fomentan la ambigüedad personal. La retórica de la identidad se articula en el libro vinculando los grandes motivos del género policiaco con el desmantelamiento de la unidad lírica del sujeto. Es así como lo objetivo -los hechos, la investigación, las evidencias, etc.- se asocia con lo subjetivo de un yo único y múltiple, víctima y detective a la vez. En este autoanálisis poético, el paso del tiempo y la experiencia son claves para entender las complejas variaciones del yo (“¿cuál es mi nombre?”), convertido antitéticamente en memoria, negación, simulacro y niebla. No existe certeza final, como tampoco la hay en la vida ni en la muerte. La indagación en el yo, fundamentada en el dialogismo entre los géneros narrativo-policíaco y propiamente poético y entre los yoes y los puntos de vista sobre los “hechos” y el “crimen”, se ajusta a una retórica de la indeterminación y la dubitación, dominada por las preguntas directas o indirectas que apunta a una visión paradójica del mundo en el que la constante pérdida va de la mano de las presencias reales.