Berta Dávila es una de las autoras menores de 40 años más cautivadoras y con más personalidad de la literatura del país.
Esta es la historia de dos parejas de hermanas distanciadas, dos peces naranjas y un ganso doméstico. Y también la de los habitantes de la aldea de Soutelo, al norte de Galicia.
Falta poco para que se produzca el primer eclipse solar total que podrá verse en esa zona del mundo en mucho tiempo, pero ninguna de las protagonistas tiene un interés especial en el fenómeno: las cuatro están sumergidas en su propia oscuridad. Porque los personajes de esta novela están huyendo, pero no siempre saben de qué. Como si fuesen cuerpos celestes, se influyen unos a otros sin tocarse.
La herida imaginaria habla sobre la búsqueda de consuelo, sobre la relación entre el azar y el destino y sobre el encuentro de la memoria con la imaginación; indaga en la posibilidad de que vivir no tenga un propósito y en la influencia que el desarraigo y la carencia ejercen sobre los sueños y el futuro.