Una amistad, dos corazones heridos y un montón de secretos que pueden cambiarlo todo.
Madison y Aiden han sido amigos desde siempre. De niños compartían juguetes, y más tarde, al crecer, los cambiaron por estrellas. Pero Aiden esconde secretos y, cuando un día desaparece de Roadhill sin siquiera despedirse, Madison se esfuerza para no creer ninguno de los rumores que corren por el pueblo.
Tras casi dos años de ausencia, Aiden reaparece y Madison no puede creerse que esté de nuevo allí. Sin embargo, no parece quedar nada del chico que ella conocía; ya no hay sonrisas, estrellas ni nada de la complicidad que compartían tiempo atrás. En su lugar, mantiene las distancias, luce varios tatuajes y una mueca que nada tiene que ver con la sonrisa repleta de hoyuelos que ella recordaba; y no ayuda demasiado que de repente parezca más alto y muchísimo más atractivo. Además, Madison tampoco es la misma chica que solía ser. Ahora también ella guarda un terrible secreto.
En la vida de Aiden solo ha habido una constante: Madison Harper, su vecina y mejor amiga. Tras pasar una temporada alejado de ella, se ve obligado a regresar a Roadhill. Y a pesar de sus intenciones, mantenerse al margen de todo lo relacionado con su antigua vida va a ser mucho más difícil de lo que esperaba.
A veces, lo único que deseas es que alguien te abrace tan fuerte como para recomponer los pedazos que quedan de ti. Que nada haya cambiado aunque todo sea diferente. Y, sobre todo, que las estrellas vuelvan a brillar con tanta intensidad que por fin todo deje de doler.