Aunque nos gustaría cartografiarlo de forma minuciosa, el cuerpo humano siempre se ha resistido a ofrecernos un mapa definitivo de sí mismo. Lo único que tenemos de él son retazos y jirones, invitaciones a la digresión y al ensueño.
El ensayista Pablo Maurette y el artista Julio César Pérez se han embarcado en esa aventura cartográfica asumiendo de antemano la derrota de toda pretensión universal y han compuesto un atlas del cuerpo tan fragmentario como deslumbrante: un itinerario que se sirve de la historia de la ciencia y de la historia del arte, pero también del detalle y lo particular, de la anécdota prosaica, del asombro y la melancolía, para invitarnos a reflexionar sobre la materia de la que estamos hechos.