Hay judíos ateos y judíos creyentes; judíos israelíes y judíos de otras naciones. Existe el judaísmo sefardí, el askenazi, el mizrají y el falasha. El judaísmo reformista, el ultraortodoxo o el reconstruccionista. Porque el judaísmo no es solo una religión, ni un linaje, ni una nación... pero, entonces, ¿qué es?
Estas páginas arrojan luz sobre la primera religión monoteísta organizada en torno al templo de Jerusalén, hecho que coincide con la redacción de la mayoría de los textos bíblicos. Coexistieron con egipcios, babilonios, fenicios o sumerios... y desaparecidos esos pueblos los judíos siguen existiendo. Su cultura, lengua, leyes y religión han permanecido intactas incluso después de ser expulsados de su patria y dispersados por el mundo. Durante su exilio desarrollaron reglas especiales para vivir a través de obras rabínicas, como el Talmud, que les proporcionaron una brújula moral por la que vivir, sin importar dónde acabaran... Ni el Holocausto logró diezmar su fe.
Este libro profundiza en la evolución del judaísmo desde una perspectiva histórico-crítica, partiendo de una época antigua en la que ni siquiera existía esa categoría conceptual, pasando por las etapas en las que los judíos dejaron de ser un grupo étnico y un Estado territorial debido a la dispersión y el proselitismo, hasta la consolidación del judaísmo como una religión en el sentido moderno del término, como un conjunto de creencias y prácticas rituales, morales y éticas vinculadas con lo espiritual y lo divino. Sin conocer el pasado y el presente del judaísmo no es posible predecir su futuro, pero tampoco comprender los orígenes del cristianismo ni el islam. El autor reflexiona sobre los vínculos históricos y las relaciones entre las tres grandes religiones monoteístas.
Esta es la historia, la cultura, de la rica y diversa identidad judía.