Cuando el arte se lleva en la sangre, ni siquiera un océano es capaz de contenerlo. Josefina nació en la isla de Gran Canaria, un paraíso natural que le sirvió de inspiración y que impregnó con olor a sal su alma de artista para que la acompañara en sus viajes por medio mundo. Además de ser una excelente poetisa, Josefina trabajó como cantante y actriz de cine y de teatro, llegó a fundar su propia compañía teatral y demostró que el talento no conoce fronteras. La muchacha isla, aquella mujer de ojos azul ultramar, encandiló al mundo con su belleza y su creatividad.