En la narrativa en torno al jardín, este suele presentarse como la materia prima con la que el jardinero realiza su labor, un escenario dotado de vida donde se representa el espectáculo del crecimiento más o menos dirigido de las plantas. Blas Parra nos propone subvertir ese orden, que sea el jardín el que determina y condiciona la vida de su creador. Jacinto, protagonista de "Aquel jardín en la frontera", sufrirá las consecuencias de emprender su proyecto vital, esa aventura como jardinero, en un entorno rudo, incluso hostil: a las exuberantes oraciones sucederán las desastrosas heladas siberianas y el avance imparable del cemento. Cercado, aislado, Jacinto tendrá que escoger entre abandonar el jardín a su suerte o serle el sobreponiéndose a toda clase de amenazas.
Con una prosa salpicada de ironía, rebosante de contrastes, Blas Parra nos ofrece una re exión sobre el signi cado profundo del jardín y una guía de futuro para épocas oscuras.