El aparato conceptual del que nos servimos para pensar el fenómeno arquitectónico, ese que podríamos denominar las ?palabras de la arquitectura?, lejos de facilitarnos la tarea, en la mayoría de las ocasiones, parece más bien obstaculizarnos el paso.Tras la mayoría de estas palabras se ocultan metonimias, sinécdoques, metáforas? que escamotean parte de la realidad y la proyectan de manera desfigurada.