En 2002, Luis Alberto de Cuenca recoge en "Sin miedo ni esperanza" su producción poética desde 1996. Sin apartarse de la línea más sombría iniciada en su anterior libro, "Por fuertes y fronteras", serena ese desaliento venciendo el miedo, pero renunciando a la esperanza, tal como dice lema de Isabella d'Este, una de las mujeres que brillaron en el Renacimiento italiano, que da título a este poemario. Dividido en seis partes, de nuevo aparecen los viejos mitos junto a los generados por la cultura popular, el amor, la sinrazón de la vida y el humor, ese bálsamo para la tristeza que permite adentrarse alegremente en las vísceras más oscuras de la realidad. Formalmente impecable, muestra la enorme madurez creativa de su autor, capaz de modelar los versos a su antojo, acudiendo en ocasiones al endecasílabo o al alejandrino, en favor del ritmo de esa línea clara que es marca de la casa.