Lola Ruiz Picasso, primera modelo de su hermano, heredó su papel como guardiana del tesoro picassiano de Barcelona de manos de su madre, doña María, y ella misma transmitió esa responsabilidad a sus hijos, los hermanos Vilató Ruiz. Todos ellos compartieron con entusiasmo la idea de su tío de convertir la ciudad condal en receptora de las obras conservadas en el domicilio familiar.