Con motivo de la celebración del 4 de julio, Día de la Independencia de los Estados Unidos, el exesclavo Frederick Douglass es invitado a pronunciar un discurso. Su tono es inteligente y culto; su oratoria, brillante. Douglass formula preguntas de gran potencia retórica, muchas veces irónicas. ¿Por qué lo han escogido a él para hablar en la fiesta de la independencia de los blancos? ¿Es necesario argumentar que un esclavo es un ser humano? Con ejemplos concretos y descripciones emotivas, Douglass saca a la luz la hipocresía de sus conciudadanos y el horror de la esclavitud en uno de los discursos más famosos de la historia de los Estados Unidos, del que cada año se realizan lecturas públicas.