En los sonetos de Luis García Arés nos encontramos con el amor en su manifestación más plena, es decir con un sentimiento que no solo logra superar el paso del tiempo ?como escribió Quevedo? sino que además, al aumentar en profundidad, hace que nos acerquemos a ese ideal que todos llevamos dentro y que, aunque no pase de ser un espejismo, consideramos como único y propio.El poeta abulense Luis García Arés canta a su esposa, Beatriz, en un puñado de pulquérrimos sonetos, y lo hace desde su conocimiento profundo de la poesía clásica española ?un territorio que ha explorado asiduamente a lo largo de su existencia?, pero también desde el gozoso abismo del amor, esa plácida hondura donde es posible la redención y de donde solo puede salir uno caminando hacia arriba. Tal idea del amor coexiste en este libro con un requisito fundamental de la poesía: su intemporalidad. Y es que, alejados de las modas al uso, los versos de García Arés están predestinados a pervivir y a no perder la calidez ni la serenidad. Impecables sonetos, cincelados con precisión de orfebre y calidez de enamorado. Gracias, Luis, por la bondad y la belleza que despliegas en tus poemas. A la tarde, te han examinado en amor y has sacado sobresaliente. (Luis Alberto de Cuenca)