?Macbeth? y ?Catábasis?, equivalen a ver el surgimiento de eso que en inglés llaman una fuerza de la naturaleza, algo recurrente, fascinante y asombroso al unísono, pues nunca se sabe ni qué resultados tendrá ni la ruta que tomará. Como la temperatura del magma en la tierra, la del espíritu de Eclipse Román atestigua el eco de un mundo remoto y deslumbrante por ajeno al actual. Su lenguaje es culto, cuidado, preciso, incluso preciosista, lleno de arcaísmos y construcciones verbales que demandan del lector una infrecuente atención y cuidado. (...) Los ecos de la cultura griega tanto como del Renacimiento, del clasicismo pues, son en Eclipse profundos, como un rizoma vuelto palabra, gramática, naciente personalidad literaria. (?) Esta poesía tempranísima de Eclipse Román nos permite ver un lenguaje en plena ebullición: erudito, enrarecido, culterano en extremo, ajeno al mundo contemporáneo y, por lo mismo, fascinante.