En este tercer libro de poemas, Rosa Ortega ha encontrado la voz que todo poeta busca a lo largo de su carrera literaria, y lo hace desde una madurez personal y poética que demuestra en cada uno de los poemas que componen el libro, que van de lo más íntimo a lo más universal, reivindicando sin ambages su condición de mujer y de poeta y de ciudadana que reclama lo que le corresponde para sí y para los demás, fijándose en los pequeños detalles que hacen de este mundo un lugar a veces menos apacible, pero casi siempre apetecible.