Este libro es en realidad un tratado literario de filosofía epicúrea, que reivindica la felicidad y ensalza el amor, la amistad, los libros, la bondad… El narrador parte de los entrenamientos y partidos de su hijo, pero también de la pasión de las grandes ligas, los jugadores míticos o sus recuerdos infantiles como aficionado, con la «liturgia» que significaba ir al campo. Pero en cada uno de estos aspectos, cada anécdota, cada recuerdo, abandona el fútbol para adentrarse en temas universales. Carlos Marzal va y viene, y mientras tanto recorre la vida. O, mejor dicho, lo que le gusta de la vida.