Al finalizar la Academia Militar, Luis ingresa en los Regulares de Melilla como alférez del ejército español. En primera línea de combate, lucha al frente de la tropa indígena y es testigo de la derrota conocida como El desastre de Annual (1921). Durante el repliegue ordenado por el general Silvestre, defiende una posición a la cual nunca llegó la orden de retirada. Con todo perdido, logra escapar y consigue incorporarse a su Unidad sin saber que ha cometido un error, vivir.En aquella época, las posiciones eran consideradas parte del territorio nacional y los oficiales debían defenderlas hasta morir. Al quebrantar el código de honor, Luis pasa de ser un mando ejemplar, a convertirse en un traidor. Teme por su vida y huye en barco hasta Orán, sin embargo, el día a día de un desertor no es fácil y decide alistarse al Tercio de Extranjeros.