Si entendemos la educación como un aprendizaje para la vida, veremos que rebasa la mera función instrumental y se extiende al desarrollo integral de la persona. El yoga trabaja desde esta perspectiva, teniendo en cuenta que somos una unidad: cuerpo, mente, emociones, espiritualidad.
La escuela es un espacio para el conocimiento de uno mismo y del mundo, en ella podemos desarrollar las cualidades que nos hacen realmente humanos.
El yoga contribuye a despertar las «inteligencias múltiples» que tenemos dentro, a ser más conscientes, creativos, inteligentes, más felices y libres. Los niños son como semillas que van creciendo y desarrollando sus potencialidades y nosotros les acompañamos en este proceso.
Para poder realizar un buen aprendizaje, el cuerpo tiene que estar relajado; la respiración ha de ser libre; las emociones, equilibradas y la mente, concentrada: «aprender a aprender».
Este libro va dirigido a docentes, padres, educadores y a todas las personas interesadas en la educación como motor de cambio. Consta de una parte teórica y una parte práctica, con una extensa gama de ejercicios y unidades didácticas para practicar el yoga en la escuela, así como una evaluación de los resultados de su práctica en varias escuelas.