Huellas de las Constituyentes es una desconocida muestra del mejor periodismo español, en la línea de las crónicas parlamentarias de Azorín, Fernández Flórez o Julio Camba. El trágico final de su autor –asesinado en 1934– hizo que, a la vez que se hacía célebre «el caso Sirval», uno de los más controvertidos de los años finales de la República, se olvidara paradójicamente la labor del periodista. Esta reedición permitirá hacer justicia a unas páginas que día a día, con lucidez y humor, fueron dejando constancia del momento más ilusionante de la historia de España, «antes de tiempo y casi en flor cortado». Completan el volumen unos apéndices documentales que se leen como capítulos de una novela de no ficción. Especialmente estremecedora resulta la crónica que Ovidio Gondi, testigo directo, dedicó a la muerte de Luis de Sirval en una comisaría de Oviedo.
La crónica de una ilusión, finalmente frustrada, y de un asesinato, anticipo de otros muchos contra quienes tenían por oficio contar la verdad.
Luis de Sirval (Valencia, 1898-Oviedo, 1934), fundador de una de las principales agencias periodísticas de su tiempo, tras morir asesinado en Oviedo en el año 1934, se convirtió en símbolo de la represión que siguió a la Revolución de Octubre. El suyo fue un caso célebre en los años finales de la República –sobre él se publicaron varios libros y en su defensa intervinieron personalidades como Manuel Azaña o Antonio Machado–, pero lo que vino después –la guerra civil y la represión consiguiente– hizo que su nombre resultara olvidado. Colaborador en periódicos como La Voz de Valencia, El Noticiero Universal, El Diluvio, La Libertad o El Heraldo, solo publicó un libro, Huellas de las Constituyentes, en que se reúnen sus crónicas parlamentarias aparecidas en el diario La Libertad entre 1931 y 1933.