El lenguaje, la mirada, el humor, las intensidades y los silencios de Hebe están aquí, una voz que muestra matices de una historia de vida que no fue lineal, con aprendizajes oblicuos, con golpes que recibió y que trabajó mucho para procesar. Las particularidades de estas novelas no quitan que lo que predomine sea la voz que le conocemos; una voz en la que el humor nunca está afuera, el humor que asoma hasta en los momentos más oscuros de Beni, el humor con el que se narran los avatares de Leonilda, el humor con el que se vuelve a las experiencias de juventud en El tren que nos lleva.