En uno de sus versos apela Emilia Pardo Bazán a «las frases frágiles que grabé un día», y a las que en otro día futuro regresará, si es que perviven; esas «frases frágiles» eran versos que fijaban un recuerdo, que atrapaban un instante para conservarlo cuando fallase la memoria. Sus poemas los escribía desde la conciencia del tiempo, que marca nuestras biografías pero que siempre pasa, se nos escapa, nos convierte en otras personas bien distintas; sus poemas los escribía también mirando hacia la realidad, y en la realidad caben la vida y el paisaje, la ciencia y la escritura misma. Esta antología incluye poemas escritos fundamentalmente en sus primeras décadas de vida, desde la adolescencia hasta el triunfo como novelista, y sobresale entre ellos una obra completa: Jaime, el poemario que dedicó a su hijo mayor, uno de los testimonios más honestos de nuestra literatura sobre la maternidad.