Dublineses (1914), la primera obra narrativa de James Joyce (1882-1941), no tiene nada de primeriza y nos muestra ya a un artista plenamente consciente de su arte, con algo de flaubertiano e incluso de minimalista, pero a la vez con un inmenso poder de observación y de síntesis que le acerca, aunque lo trascienda, al naturalismo, todavía vigente en esos años. El último y más largo relato de la colección, «Los muertos», está considerado, sin excesiva exageración, uno de los mejores de toda la inabarcable literatura en lengua inglesa.
La traducción que presentamos a los lectores españoles es la del escritor y crítico peruano Luis Alberto Sánchez, la primera en lengua castellana, publicada en 1941 por la editorial chilena Ercilla.