Este libro analiza los primeros procesos legales sobre memoria histórica desde el año 2012, cinco años después de la entrada en vigor de la ley. El texto aborda la represión de la dictadura, la retirada de los símbolos franquistas en las calles españolas, el paso por la justicia argentina de las víctimas del franquismo, la exhumación de Franco y la de las víctimas del Valle de los Caídos. También se estudia la dificultad del acceso a los archivos, tomando como ejemplo una investigación familiar, así como otras causas recientes, como la de Federico García Lorca o la querella de la Asociación Trece Rosas Asturias contra Javier Ortega-Smith. Eduardo Ranz, pionero en la defensa jurídica de la memoria histórica, entrelaza su defensa a las familias con experiencias personales, en un texto que reivindica la necesidad de un íntegro cumplimiento de la Ley de Memoria, que, tal como menciona José Luis Rodríguez Zapatero en el prólogo, no es resultado de “ningún rencor, solo reparación, justa y apremiante reparación”.