Desanimado, luego de fracasar en la poesía, el estudiante de Arquitectura participa en un viaje de mochilero de Caracas a Europa. Al pasar por París, una serie de acontecimientos le impiden continuar y se estaciona en la ciudad. Cuida niños, entre ellos a Mirabelle, la pequeña muda que le cambiará la vida. Conoce una serie de personajes en los dos bares que frecuenta: el de paso y el de habitués, en el viejo barrio judío, donde un ebrio mágico, un anciano brocanteur del mercado de las pulgas de Vanves, le regala el manuscrito que lo llevará a una fascinante búsqueda.
Óscar Marcano (Venezuela, 1958) irrumpió en 1999 en el ambiente narrativo latinoamericano tras ganar en la Argentina el Premio Jorge Luis Borges, galardón con el que esa nación conmemoraba el centenario de su escritor más universal. Su volumen de cuentos Lo que François Villon no dijo cuando bebía, publicado por Seix Barral con el título Solo quiero que amanezca (2002), contó con la adhesión de un jurado integrado por Augusto Monterroso, Abelardo Castillo y Héctor Tizón. Ha publicado Inecuaciones (1984), Sonata para un avestruz (1988), Cuartel de invierno (Fundarte 1994, Alfaguara 2009) y Puntos de sutura (Seix Barral, 2007). Ha obtenido adicionalmente los premios Asociación de Críticos Musicales (1988), Arístides Rojas 1999, Centro Nacional del Libro (2002) a la Mejor Obra de Creación. Fundó con Eugenio Montejo y Adriano González León los talleres Escribas, Cátedra de Literatura Contemporánea. Combinando la literatura con el periodismo, desde 2010 forma parte del portal digital Prodavinci, en el que es su editor jefe.