La escultura es la gran aportación de India al arte universal y constituye el arte que con mayor vehemencia refleja su peculiar forma de ver y de pensar el mundo. En este libro la autora reflexiona sobre los ideales que la sustentan y las consecuencias plásticas de éstos durante su periodo de máximo esplendor, que abarca nada menos que mil años de su historia (desde el siglo quinto hasta el siglo quince aproximadamente). La escultura, además de ser un espejo para adentrarse en el conocimiento de una cultura tan extraordinaria como la india, es un ejemplo de elocuencia formal, un catálogo de los riquísimos materiales naturales que evidencia la capacidad de los escultores para extraer de ellos una expresividad inaudita y un paradigma de la vitalidad de la connivencia de forma y contenido. Así mismo, a través de la estatuaria, se pone de manifiesto el talento de los artistas para hacernos sentir de una forma física las historias, mensajes y emociones que las obras pretender transmitir. Un arte, en definitiva, de una enorme capacidad empática que, como quiere reflejar el título de este libro, tiene la habilidad de convertir las obras del hombre en instrumentos para la vivencia de la naturaleza material y hacerse uno en la materia del mundo.