A nombre de un Descartes desubjetivizado, Meditaciones reivindica el deseo, los placeres, el fastidio y el dolor, en la medida en que cuestiona la filosofía, para valorar más a poetas como Théophile de Viau.
En lugar de hacer filosofía en la literatura, estas páginas entrañan un pensamiento poético rico en juegos con el lenguaje en los que se otorga importancia más importancia al verbo que al sujeto, para construir la novela de un personaje perdido, aunque lleno de deseo y ganas de emprender nuevas actividades y transfigurarse.
Meditaciones aglutina poemas que recogen anécdotas alrededor de la figura abstracta de Descartes y consignas para continuar en la vida, a pesar de la experiencia del dolor o el fracaso. En Meditaciones Descartes deviene un comediante de sus acontecimientos trágicos.