Este es un libro cuya escritura comporta una dificultad extraordinaria, pues en él la autora intenta comunicar los secretos de la experiencia mística unitiva. En este caso, de la suya propia. Como estudiosa del fenómeno místico, sabe bien que es del todo imposible dejar dicho algo de esa vivencia directa, que se registra al margen de los sentidos, del lenguaje y de la razón. Lo supieron por experiencia propia los místicos de las más diversas persuasiones religiosas, que la autora ha estudiado con pormenor a lo largo de décadas. Pero ahora se ve precisada a dialogar de tú a tú con los contemplativos que antes fueran motivo de sus estudios filológicos.
Este libro marca un hito en la obra, ya tan extensa, de Luce López-Baralt, pero guarda relación de parentesco con el poemario místico Luz sobre luz, en el que dio cuenta de la misma vivencia trascendida, del todo imposible de poner en palabras.