Lo ajeno no es aquello que es de otra persona, sino precisamente lo que es tan propio, tan intrínseco, que al final se confunde con una misma. ¿Soy madre, soy hija o soy mujer? Si soy las tres cosas, ¿por qué siempre hay al menos una fugándose, siendo anulada por la anterior? El parque es la extensión que no acaba, insoportablemente eterna (las horas en el parque son las horas del juego y del tedio); el hombre es una presencia desde la ausencia, no hay otra ley.
Poemas de la maternidad, de la feminidad, del cuerpo, de la patria y la extranjería, que aunque quieren que el bebé se duerma eternamente (las horas del sueño son las horas del exilio y la culpa) no arrullan, aúllan.