Las máximas y pensamientos de Napoleón aparecieron en 1838 y se publicaron con el seudónimo de Jean-Louis Gary. En una carta de 1833 dirigida a Madame Hanska, Balzac nos explica su origen: «Desde hace casi siete años, cada vez que leía un libro que aludía a Napoleón, y aparecía un pensamiento sorprendente y nuevo dicho por él, lo anotaba rápidamente en un libro de cocina que nunca abandonaba mi mesa de trabajo».
La mano de Balzac se esconde tras estas máximas, que son mucho más que el pensamiento de un personaje y la lectura de la época que le tocó vivir; su modernidad sigue plenamente vigente.