«Dos hombres uniformados huyen a través de una enmarañada selva. Son desertores. Son amantes. Amantes que huyen hacia la libertad en tanto se adentran en la prisión del otro. Una primera imagen tan paradójica como el hecho de que el hombre puede hacer que el tiempo avance adentrándose en el pasado. Hombres que son vistos como «insectos», según el glosario de la revolución de Papá H, como se le conoce a Pablo Hacha, líder de una tiranía totalitaria de un país imaginario, pero tan real que podría ubicarse en cualquiera de los confines del mundo en donde la sed de poder detuvo el tiempo y, con él, todo vestigio de progreso, toda libertad individual, todo sentido de humanidad. Con esta escena, Manuel Gerardo Sánchez da inicio a El revuelo de los insectos, su primera novela.