Esta es la historia de la juventud de Antonio García Oliver, nacido en Almería en 1935. Arranca con su primer viaje en tren, el que lo llevaría a Cataluña. Años después, otro ferrocarril le trasladaría a Madrid para conocer a Angelines y abrazar un amor que sigue vivo y que comenzó con una carta que aún conservan: «Distinguida Srta: Espero sabrá perdonar mi atrevimiento al dirigirme usted sin haber intervenido entre nosotros palabras ni amistad alguna...».
El relato es un prodigio de memoria. Nos fascina con un remolino de anécdotas y audacias, así como de descripciones minuciosas de paisajes y de las luchas de la sociedad de la posguerra: el campo andaluz, las fábricas de Ribes de Freser, la escuela, el aprendizaje del oficio de carpintero, el primer sueldo, el servicio militar, la boda en Granollers, el proyecto de construir una casa en la torreta (la Roca del Vallès)…