El mito es la narración que, por sus propiedades intrínsecas, jamás termina de contarse. El anhelo de encontrar un ciclo cerrado y canónico de la historia de Narciso es tan inaprehensible como la imagen en la que el protagonista encuentra su reflejo. De allí que este libro pueda constituirse como un erudito y admirablemente sutil estudio del mitologema narcisístico y, al mismo tiempo, sea la piedra basal de una auténtica mitología de Narciso para los tiempos contemporáneos. Mito e Historia, por lo tanto, confluyen transformándose en filosofía de la intensidad de Narciso. Sus efectos, como bien demuestra y narra Florencia Abadi, nos determinan en los aspectos menos esperados de nuestras pasiones amorosas, teñidas por los celos, las envidias y el odio en el mismo movimiento en el que colisionan con el antagónico deseo.
Del epílogo de Fabián Ludueña Romandini
Contrariamente a lo que suele afirmarse, Narciso no se ama a sí mismo. Se enamora de su imagen, y se suicida en el intento de abrazarla. Le entrega así nada menos que su vida. Narciso es, en el fondo, una figura sacrificial: sacrifica su vida a su imagen.