La sola mención de Bali evoca el paraíso. Más que de un lugar, se trata de un estado de ánimo, una aspiración, un espíritu tropical. Su rica cultura impregna la vida isleña, desde las ofrendas de pétalos hasta la danza y la música tradicionales. Si se añaden sus playas, el surf, una soberbia gastronomía, deslumbrantes puestas de sol y fabulosas compras, Bali resulta insuperable.