Rafael Pérez Estrada (Málaga, 1934-2000) es autor de una amplia y sorprendente obra tanto literaria como plástica. Su mundo creativo está presidido por el valor que él mismo daba a la imaginación, característica señalada por la crítica: «Asomarse a su literatura es vivir una tensión insólita, porque nada tiene que ver con la realidad, si acaso con la fantasía más desbordada» (Manuel Alvar). Para Pablo García Baena, su obra «nunca pierde el brillo de lo poético que nos guía por el bosque denso de sus libros y que nos llevará de sorpresa en sorpresa hasta la flor vivaz de lo inusitado. Porque esta es la virtud o el pecado grato que de Rafael esperan sus devotos lectores: el asombro».
Con respecto al título y fecha de este volumen II de su Obra reunida, se han seguido los criterios que, en repetidas ocasiones, manifestó el autor. En relación con el título (Poesía), debe tenerse en cuenta la posición crítica que con respecto a la tradicional división de los géneros literarios –y, sobre todo, su manifestación textual: versal o prosística– tuvo Pérez Estrada desde sus comienzos. En cuanto a la fecha (1985 como punto de partida), son varias las ocasiones en las que el autor consideró el Libro de Horas como el límite entre dos etapas de su escritura: la primera de un mayor barroquismo verbal, y la segunda, en la que se atiene, tanto en lo formal como en lo conceptual, a la tradición literaria de lo conciso, así como a una textualidad fronteriza entre lo lírico y lo narrativo. F.R.N.