El grabador de cobre más famoso del siglo XVIII, Giovanni Battista Piranesi (1720-1778) se dio a conocer por sus aguafuertes de la antigua Roma. Sus impresionantes imágenes en claroscuro infundían tal dramatismo y romanticismo a las ruinas arqueológicas de la ciudad que se convirtieron en los recuerdos favoritos para los turistas distinguidos que viajaban a Italia en busca de la educación y la cultura clásicas.
Actualmente, a Piranesi se le conoce no solo por haber dado a conocer la imagen de Roma en el resto de Europa, sino también por su elaborada serie de cárceles estrambóticas, Carceri, que han infl uido en generaciones de creadores, desde los surrealistas hasta Samuel Taylor Coleridge, Edgar Allan Poe, Jorge Luis Borges y Franz Kafka.
Basadas vagamente en los decorados contemporáneos más que en los auténticos calabozos lóbregos de la época de Piranesi, estas intrincadas imágenes desafían la realidad arquitectónica para jugar con la perspectiva, la iluminación y la escala. Las escaleras existen en dos planos al mismo tiempo; unos techos enormes y abovedados parecen elevarse hacia el firmamento; se confunde el interior con el exterior. Con un punto de vista bajo y figuras frágiles y pequeñas, las escenas de la prisión se convierten en monstruosas megaciudades de confinamientos consideradas hasta el momento como obras maestras del dramatismo existencialista.