Cesare Pavese anotó en sus diarios que aceptar el dolor significa dominar una alquimia para transmutar el fango en oro, la maldición en privilegio. La historia de Occidente aporta una crónica de esas transmutaciones. Nunca una realidad ha sido tan refractaria a ser expresada sin distorsión en el lenguaje humano. Por otra parte, ¿qué tienen en común el duelo por un ser fallecido con una jaqueca? ¿el mal de amores con una artritis? ¿Cómo reunir el sufrimiento de un penitente cristiano con el dolor de un ateo hospitalizado?
Desde el dolor visionario al dolor redentor, el sufrimiento deviene sabiduría o salvación, otorga verdad y poder. Este ensayo versa, pues, sobre diversas interpretaciones del dolor: como ilustración (Kant), como privilegio del viviente (Hegel), como sinrazón (Schopenhauer) y como poder (Nietzsche). Además intenta ofrecer algunas claves desde las cuales mostrar y comprender mejor nuestras heridas. ¿Qué hizo exclamar a Job: "sólo él siente los dolores de su carne"? ¿Por qué el dolor es el gran olvidado? ¿Acaso debido a una amnesia metafísica o a una negligencia humana? ¿Cómo pudo llegar a convertirse en corona de espinas de la razón occidental? ¿Qué vericuetos condujeron a la pregunta por el sentido del sufrimiento? ¿Cuáles fueron las vías propuestas no tanto para eliminar el mal físico cuanto para aliviar el mal del sinsentido?