Hace treinta y cinco años, C.P. Snow, en un célebre ensayo, escribió sobre la polarización de las «las dos culturas» —intelectuales de letras por un lado y científicos por otro—. Aunque confiara en que surgiría una «tercera cultura» capaz de tender un puente entre unos y otros, sólo recientemente, tras la masiva acogida de libros como el de Stephen Hawking, la ciencia ha comenzado a cambiar el panorama intelectual, situándose en el centro del debate sobre la naturaleza humana y la naturaleza del universo.
Por eso John Brockman tuvo la idea, acertada y oportuna, de reunir en un libro a científicos y pensadores, desde áreas tan diversas como la biología evolutiva, la genética, la informática, la neurofisiología, la psicología y la física, que están precisamente debatiendo en este fin de siglo
cuestiones fundamentales como:
• ¿De dónde surgió el universo?
• ¿De dónde surgió la vida?
• ¿De dónde surgió la mente?
La emergencia de la tercera cultura es una nueva filosofía natural, que desarrolla un nuevo conjunto de metáforas para describirnos a nosotros mismos, nuestras mentes, el universo y todo lo que sabemos de él. Así, los físicos Davis, Doyne Farmer, Gell-Mann, Guth, Penrose, Rees y Smolin; los evolucionistas Dawkins, Eldredge, Jay Gould, Jones y Williams; el filósofo Dennett; los biólogos Goodwin, Kauffman, Margulis y Varela; los informáticos Hillis, Langton, Minsky y Schank; y los psicólogos Humphrey y Pinker, se proponen aquí como un ejemplo de lo que podría darse en llamar los intelectuales de la tercera cultura, que introducen nuevas formas del discurso intelectual.