En una afortunada combinación de los aspectos temáticos con la estructura general del contexto político -que recibe la innegable preeminencia- la obra se inicia con una detallada descripción de la Guerra de los Treinta Años, utilizándola como clave para entender los desarrollos políticos y sociales del temprano periodo moderno. Igualmente, se ofrece un amplio estudio del debate sobre la crisis general que afecta a dicha época, con el desarrollo del absolutismo, el crecimiento del Estado y sus correspondientes implicaciones en la vida de los habitantes de las ciudades, de los hombres del campo y de la extensión de la pobreza, al tiempo que se presta la debida atención a los cambios de orientación económica en Europa y a los procesos de cambio y continuidad en las distintas tradiciones ideológicas y culturales.