Mujeres, ¿Qué título podría ser más justo y más rimbombante? En efecto, pronunciada en 1972 esta conferencia fue escandida o intervenida por proposiciones tales como: "La mujer será mi tema", "No hay ser o esencia de la mujer o de la diferencia sexual...", "Por lo tanto, la mujer no habrá sido mi tema", etcétera. Para "descifrar esta inscripción de la mujer", la escritura debe prescindir de las reglas de la filosofía o de la literatura. Inaugurada en otro lugar (Márgenes, La Diseminación), la deconstrucción de lo que él llama falocentrismo, Jacques Derrida moviliza aquí una cuestión (¿en qué condiciones una escritura de mujeres -a propósito de las mujeres y revirtiendo sobre las mujeres- habrá sido, si es que lo ha sido, posible, y escrituras de mujer?), enumera sus necesidades, recursos, trayectos, giros, artificios, aporías, etc. No se evitará la provocación de Nietzsche. Sus enunciados sobre el estilo, sus estilos mismos, no son otra cosa que arrebatos por y contra las mujeres.
¿Cómo podía comprender este adversario del feminismo la afirmación de las mujeres? Si se acomete la interpretación nietzscheana, si en todos los sentidos, tanto dentro como fuera de la lengua, se deja uno arrastrar por semejantes "espolones", entonces los enigmas se convertirán, a su paso, en escollo: por ejemplo la lectura heideggeriana de Nietzsche, o esta pequeña frase abandonada en su cripta: "he olvidado mi paraguas".