Es fama que la inteligencia natural de Dumas corrió parejas con su ignorancia primera. Nadie duda que supiera leer y escribir: incluso tuvo buena caligrafía; se asegura que en aritmética no pasó de la multiplicación; leyó la Biblia, un tratado de mitología y algunas páginas de la " Historia natural " de Buffon; con esto, y una habilidad especial para el baile, la esgrima y el tiro, se lanzó a la conquista de París.
Si hemos de creer a Ferdinand Brunetière, la vida de Dumas es " la más divertida de sus obras, y la novela más curiosa que nos ha dejado es la de sus aventuras " . Fue copista en la cancillería del duque de Orleáns; devoró con desorden y fervor lo mismo a Esquilo y a Plauto que a Schiller o Molière, y desde luego a Walter Scott; hizo varias fortunas, se arruinó otras tantas y fue perseguido por deudas. Tuvo un palacio y fue amigo de Garibaldi, de Hugo y de Vigny: vez hubo en que estos últimos le arreglaron sus versos. Se cuenta que, oyendo a Victor Hugo leer " Marion de Lorme " , dijo: " ¡Ah, si con mi facilidad para el teatro, supiera yo escribir versos como esos! " .
Triunfó en el teatro. Antony alcanzó un éxito solo comparable al del " Hernani " de Hugo. Hace unas décadas, cuando apenas se podía vivir sin Sartre, todo el mundo había leído " Kean " . Pero muchos menos recuerdan que la obra de Sartre era una adaptación de otra de Dumas. En ella Sartre ponía en boca del célebre actor romántico Edmund Kean (1787-1833) estas palabras: " Los hombres serios necesitan ilusiones " . Dumas, o la necesidad de una ilusión. Claro que luego añadía que un actor " es una imagen de linterna mágica " . Un espejismo, puntualizó otro.
Triunfó en el folletín. " Jamás -ha escrito Maurois-, en toda la historia de la literatura francesa, se ha dado un caso de fecundidad comparable a la de Dumas... Sin tregua, novelas de ocho y diez volúmenes aparecen en los diarios y en las librerías " . Dumas, o el imperialismo histórico: como su Edmond Dantès, también él fue un " cupitor impossibilium " .